Escena 1: Más allá del guion, de espectadores a protagonistas.

 ¡¡Hola de nuevo blogueros!! 

Me ha costado bastante encontrar una idea sobre la que asentar las bases de mi primera entrada tras la presentación, ya que quería que fuera algo más que una simple continuación de mi presentación, quería que reflejara lo que soy y punto de vista sobre la educación actual. Finalmente, he optado por reflexionar un poco más a cerca de las diferencias entre las primeras escuelas y las actuales, ya que la primera clase teórica de la asignatura tratamos sobre la historia de las instituciones y los programas educativos y me quedé con ganas de indagar más sobre el tema. Así qué... ¡allá vamos!


Hoy en día nos encontramos ante una educación donde predomina la memorización, pero no siempre ha sido así. Imagina por un momento como sería una escuela sin paredes, o sin alumnos obligados a permanecer sentados durante horas.  

En la entrada de hoy nos adentraremos en las primeras escuelas y recordaremos la importancia del movimiento para aprender.

La educación actual es una obra de teatro, donde los estudiantes o son espectadores sentados en sus butacas, o actores que se limitan a seguir un guion. 

                                              

Sin embargo, en sus orígenes, la enseñanza era más una improvisación libre, un grupo de estudiantes y maestros caminando entre jardines, debatiendo ideas, formulando preguntas y encontrando respuestas a través del diálogo.     

¿Y si el aprendizaje pudiera recuperar su esencia? ¿Y si volviéramos a movernos, a dialogar, a hacer del conocimiento una experiencia viva en lugar de una simple acumulación de datos?                                                                                                                                              

La Academia

Las primeras necesidades de una educación surgen en Grecia donde Platón funda la Academia y Aristóteles el Liceo, por la necesidad de educar a las élites. Estos espacios eran abiertos situados fuera de la ciudad en la naturaleza, donde los discípulos dialogaban con los maestros. A través de esas conversaciones en los jardines y comidas en común, aprendían sobre matemáticas, astronomía, ejercicio físico, oratoria y metafísica. La “Academia” fue fundada en el 387 a.C., su enseñanza se basaba en la dialéctica, usaba el método socrático, basado en preguntas y respuestas para encontrar la verdad. Uno de sus mejores alumnos, Aristóteles, fundó otra escuela filosófica en el año 335 a.C., el Liceo. Esta escuela destacaba por su enfoque empírico y científico, en ella los peripatéticos (los seguidores) aprendían sobre filosofía, lógica, biología, ética o política mientras caminaban.

Restos arqueológicos del Liceo

Me ha parecido muy interesante ver conocer cómo eran las primeras escuelas, considero que es muy importante que las clases se impartan de una manera más dinámica. Hoy en día pienso que retrocedido con respecto a las primeras escuelas, antes se le daba mucha importancia al diálogo, al debate, a la transmisión de ideas de una manera cercana y participativa, donde los alumnos eran los que decidían que era lo que les interesaba y realmente querían aprender a través de preguntas que les respondían sus maestros, donde el cuerpo y la mente formaban una coreografía. Por el contrario, la educación actual se basa en una mera transmisión de conocimientos ya pautados y reglados sin posibilidad de modificación y sin importar los intereses o pasiones de los alumnos. Además, esta transmisión del temario se realiza de una manera muy poco interactiva y dinámica, los alumnos sentados en las sillas de siempre en un aula cerrada escuchan la teoría que el profesor les cuenta sin cuestionar nada y aceptando todo como verdadero. En cambio, en las primeras escuelas, en la Academia y en el Liceo los alumnos y los maestros caminaban al aire libre y los discípulos (los alumnos) tenían una participación activa en su aprendizaje donde dialogaban con los maestros, y en muchas ocasiones cuestionaban sus ideas alcanzando así un aprendizaje más profundo. Así, hacían deporte mientras estudiaban, y muchos estudios demuestran que hacer ejercicio hace que el flujo sanguíneo hacia el cerebro sea mucho mayor . De esta manera, se fomenta la concentración y la capacidad de atención, teniendo una mayor eficiencia a la hora de estudiar y de retener información (Ratey, 2008).   

Aquí os dejo una infografía que he hecho para entender mejor las diferencias entre la escuela actual y las primeras escuelas:

https://www.canva.com/design/DAGmGHWWxnM/5so8AjwElkwTwSHcAvQvrg/edit?utm_content=DAGmGHWWxnM&utm_campaign=designshare&utm_medium=link2&utm_source=sharebutton

¿Entonces, si numerosos estudios afirman esto, por qué ahora nos pasamos 6 horas sentados en una silla escuchando hablar a otra persona?


En las últimas décadas cada vez más niños son etiquetados con problemas de atención y TDAH, y aún así, se pretende que los alumnos permanezcan sentados durante periodos de tiempo muy largos y que se concentren. Los niños necesitan movimiento, por ello, en muchas ocasiones cuando están sentados se balancean en las sillas, muerden los lápices, hacen dibujos o habla con el compañero en lugar de escucha al profesor. Los niños se mueven de forma natural porque su cuerpo necesita actividad para estimular su cerebro. Sin embargo, cuando empiezan a moverse en clase, se les pide que se queden quietos, lo que reduce su nivel de atención. Esto era un aspecto que ahora no se tiene nada en cuenta pero que en la Academia y en el Liceo sí tenían presente, ya que daban la lección caminando lo que hacía que su cerebro se mantuviese activo y concentrado.

Después de haber investigado más sobre este tema que me resultó tan interesante, considero que hemos retrocedido en este aspecto en cuanto a la manera de dar las clases, antes se tenían en cuenta mucho más a los alumnos y sus necesidades, pero ahora parece que todo ello se ha olvidado y que tenemos que educar a máquinas. En el escenario de la educación, cada estudiante debería ser protagonista de su propia historia, explorando ideas a través de la expresión y el movimiento, por ello es importante recordar que la educación no es algo rígido, sino una danza en constante evolución. 

Hay que dejar que cada alumno encuentre su propio ritmo, que se exprese y se cuestione, para que viva el conocimiento, la escuela debe ser un teatro sin telón, donde cada estudiante se convierte en el protagonista de su propia obra.



¿Y tú, crees que podríamos recuperar la esencia de las primeras academias?

Espero que os haya gustado mi entrada, y que os haya que hecho reflexionar.

Nos vemos en la siguiente publicación ¡hasta la próxima blogueros!



Bibliografía:
Ratey, J. J. (2008). Spark: The revolutionary new science of exercise and the brain. Little, Brown.


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